Desde la trinchera....

El día de hoy, después de haber visto la película de Julia & Julie, me sentí inspirada para compartir muchos detalles, información y formación que llega a nuestras manos y a menudo se queda ahí, sin llegar a otros.


El blog se llama desde la trinchera porque a menudo la vida diaria es una lucha, donde ganamos y perdemos, donde trabajamos y nos desgastamos; donde tenemos compañeros de lucha; éxitos y fracasos. Y de compartir nuestras experiencias podemos sacar nuevas luchas, nuevas ideas y nuevas aspiraciones.



¿Cuáles son las tuyas?







lunes, 2 de julio de 2012

Corazones rojos y corazones rotos.


Contemplaba los cuadros que compramos hace poco, una pared blanca, un marco con un corazón plateado enmarcando un rojo corazón de vidrio soplado; en la parte de en medio un reloj y finalmente un marco con un corazón plateado dividido en dos partes. Al contemplar la pared, que tanto disfruto, de alguna manera pude ver que esa pared representa lo que es la vida y el amor de una manera muy simple.

            El tiempo es y será siempre constante, un valioso recurso no renovable, algo que no puedo detener, ni regresar. Un corazón rojo, brillante, repleto de aire y vida representa todas aquellas veces en las que el amor es el centro, nos da felicidad, sonrisas, ilusiones, esperanzas. Y finalmente el corazón que queda…plateado, corazón roto; este representa todas las veces que el amor nos lleva a sin sabores, a momentos doloroso (aunque nos hagan crecer), o nos desilusionan, nos llevan a derramar lágrimas, sentir dolor o impotencia.

            Cuando pusimos los cuadros, por azar el cuadro del corazón roto quedó ligeramente más arriba que el de vidrio soplado, mi esposo me preguntó ¿porqué pusiste el corazón roto en la parte superior?, me encogí en hombros pues en realidad había sido la persona que los puso, quien había decidió cual poner más arriba. Hoy entiendo que aunque sé que la pared es fija, en la realidad – como una rueda de la fortuna – estos suben y bajan.  Y es entonces cuando encuentro que me aferro al rojo corazón o bien me puedo sentar a reposar en la nostalgia; creo más bien que la madurez de cada persona puede encontrarse en el sano equilibrio entre estos tres elementos, el tiempo infinito pero limitado para nuestra vida y la sucesión involuntaria de momentos de dolor y gozo; de amor y desamor; de ilusión y desilusión. Pero con la plena certeza de que siempre hay esperanza. El dolor de una persona amada, la muerte de alguien que amamos profundamente, la pequeña o gran derrota de un hijo, la caída de un bebé en el parque….todas ellas nos llevan a vivir y sentir, lo importante es ¿Qué voy a hacer con eso?¿Pasaré la vida queriendo evadir los momentos difíciles?¿Aprovecharé al máximo los cuadros con el corazón rojo?¿Lograré entender que la única persona en el universo que nunca falla es Dios y que todos estamos expuestos a equivocarnos, a lastimar (aún sin intención)?.
            Lo que si me queda claro es que sin sacrificio no hay victoria, y del amor y del dolor se sacan (si así lo deseamos) experiencias que nos ayudarán a ser mejores seres humanos. Y para cerrar me encantó una frase que le dieron a mi mamá “Podemos aceptar que los pájaros del dolor vuelen sobre nuestras cabezas, pero no podemos permitir que hagan sus nidos sobre ellas y menos que aniden en nuestro corazón”.