ROSAS, ESPINAS, DECISIONES Y
CONSECUENCIAS
Por: Ing. Karina Talamás de
Cadena
Llevo días observando la ventana, es
hermoso observar diferentes pájaros que se acercan, el poder escuchar sus
cantos y admirar su belleza. Sin embargo, empiezo a tener un problema: se comen
las croquetas de nuestras perritas y nos dejan todo sucio. De pronto la plácida
contemplación del ave acaba cuando veo el desastre que dejan detrás. Y entonces
he estado pensando en la solución: o quito las croquetas o limpio detrás de los
pájaros.
Pensando me di cuenta, de que al
final todo se reduce a decisiones y sus consecuencias, el bien o mal que se
hace o se deja de hacer; el precio que estamos dispuestos a pagar; el tiempo a
invertir. Debo aceptar que use toda la creatividad posible para poder quedarme
con la mejor parte de todo, quería pájaros y un lugar limpio…. Pero en realidad
por más que lo desee, tengo que renunciar a una de las dos cosas. Este es en
gran parte un reto para nuestros días, queremos todo, pero sin pagar el precio:
galletas que no engorden, matrimonios que funcionen sin esfuerzo, elegir en que
gastar el tiempo pretendiendo que nadie más pagara la factura; carreras
exitosas con familias funcionales… la
lista sería interminable.
La frase de una canción viene a mi
cabeza, establece con claridad lo que nos ayudaría a tomar decisiones más
realistas y sensatas: “O aprendes a querer la espina o no aceptes rosas”. Me
queda claro que es necesario aceptar el reto de aprender a renunciar, porque
cada decisión lo implica: opto por algo y renuncio a algo más. Asumir las
consecuencias de lo que hago y decido no
solo me ayudará a crecer como ser humano, sino me ayudará a tener claro que más
vale equivocarse por amor, que por egoísmo; más vale tener rosas, sabiendo que
lo que verdaderamente vale la pena, cuesta. Cada uno a su manera tendrá que
decidir, si es más la espina o la rosa. Una vez hecha la elección, hay que
mirar al frente y seguir adelante, buscando siempre lo mejor.