Desde la trinchera....

El día de hoy, después de haber visto la película de Julia & Julie, me sentí inspirada para compartir muchos detalles, información y formación que llega a nuestras manos y a menudo se queda ahí, sin llegar a otros.


El blog se llama desde la trinchera porque a menudo la vida diaria es una lucha, donde ganamos y perdemos, donde trabajamos y nos desgastamos; donde tenemos compañeros de lucha; éxitos y fracasos. Y de compartir nuestras experiencias podemos sacar nuevas luchas, nuevas ideas y nuevas aspiraciones.



¿Cuáles son las tuyas?







viernes, 5 de abril de 2013


Querido y querida, a ti que no me quieres…

Por: Karina Talamás de Cadena              Abril 2013.

            Te escribo sin poner tu nombre, porque no quiero lastimarte, porque tu cara se ha cambiado muchas veces a lo largo de mi vida. No siempre eres la misma persona. Tu nombre varía, tus facciones y la forma en la que te quiero.

            Hace mucho tiempo, aprendí, gracias a ti que el amor de sangre no es amor, debería (como muchas veces), pero  no lo es. Por ti aprendí a que no puedo pasarme la vida preguntándome que es lo que hice mal, o como puedo complacer a alguien a quien nada le bastará. No confundas mis palabras…..o más bien debería decir, que si no me explico, me lo hagas saber, pues (aunque te cueste trabajo entenderlo) no quiero lastimarte, ni molestarte, ni incomodarte, porque siempre seremos familia.

            Hice muchos esfuerzos, créeme; consciente estoy de que tengo muchos errores, sin embargo pido perdón por ellos; pero al menos ninguno fue consciente. Conforme fui creciendo, busque tu cariño, tu aprobación, al principio por mí, después por no ver a las personas que más quiero (mis papás y ahora mis hijos) dolidas por tu rechazo. Y el tiempo pasó, y cada intento se convirtió en desilusión, cada esfuerzo en dolor… hasta que tomé una decisión: Quererte por el don que significa que seamos familia, respetarte porque llevamos la misma sangre, estar siempre buscando lo mejor, pero esperando lo peor: en resumen quererte gratis, pero me cuesta, como seguramente te cuesta a ti, pero no sabes cuánto quisiera saber ¿porqué?

            Haciendo hipótesis llego a pensar que tal vez piensas que mi vida es muy buena, tienes razón. Sin embargo pregúntate o pregúntame y verás que todos llevamos (en la propia forma) una dosis de sufrimiento y de dolor. Cada uno lleva su peso, la ventaja que Dios me dio es que, con su gracia, si me caigo me levanto, que busco lo bueno y en ello se me va la vida. No tienes idea de lo que pasa en mi corazón (como yo no sé lo que pasa en el tuyo), por ello te contaré un poco. Hay mucha felicidad en mi vida y también hay un dolor incalculable que me rompe el corazón en lo cotidiano de mis días; siempre será más lo bueno, pero no por ello deja de doler. Así es, lo que piensas de mí familia, de mí, lo que hablas a mis espaldas, me dolió, porque no pareces saber que nada duele más que ver los errores de los hijos y que no les sean perdonados; nada duele más que ver el corazón de mi madre desecho una y otra vez porque no respondes a su cariño.  Duele mucho, pero no me quedaré estacionada en este dolor.

            La vida es lo que queramos hacer de ella (con la gracia de Dios) y yo no quiero vivir así, quiero poner por encima de estas terribles ganas de decirte lo que te escribo, el hecho de decirte que si de algo te sirve, aquí está mi  persona, aquí está mi familia, aquí esta… pero no confundas, no me vas a lastimar. Si quieres decirme o reprocharme algo, no daré pretextos, no me cerraré; pero si no tienes razones para juzgar con tanta dureza, si no hay porque me quieras lejos, entonces, ayúdame a entender si lo que necesitas es que esté distante, no voy a imponerte mi presencia; pero no puedes negarme el derecho de ver a quien me quiere. No tengo derecho a pedirte que me quieras, pero si puedo pedirte que no me hagas daño,  nadie ama lo que no conoce, sin duda NO ME CONOCES, yo quiero conocerte, pero no depende de mí.

            La pelota está en tu cancha, tú decide, pues no es la sangre lo que nos hace familia, sino el corazón.

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